SOBRE LAS MIRADAS - ALEX DE JESUS RIVERO
Sobre las miradas
1.
Los ojos tienen capacidades reproductoras, absorbente, letales.
El contacto visual directo y simbiótico de dos miradas
que se cruzan es solo para valientes.
1.
Los ojos tienen capacidades reproductoras, absorbente, letales.
El contacto visual directo y simbiótico de dos miradas
que se cruzan es solo para valientes.
2.
Como el anciano que mira el horizonte donde termina la vida
el amante observa con ojos que esconden un pedazo del alma,
una que otra incertidumbre, un miedo oculto, un deseo congelado,
una plegaria de rescate, una realidad recalcitrante de soledad,
una esperanza ilusoria de compañía,
el fuego eterno del tiempo derritiéndose entre los dedos.
3.
Observar va más allá de un simple pasar rutinario de mirada
es admirar sin miedo al abismo de la veneración,
cada pliegue, coyuntura, descenso, ruptura que existe
en ese pedazo de cielo e infierno de cuerpo mortalizado e imperfecto.
4.
Entre los placeres del alma esta esa recolección de fotones instantánea,
esa onda electromagnética de la luz que penetra en la retina llenándola de eterna dicha.
5.
Entonces nos preguntamos como dios en su eterna y santa indiferencia
es capaz de privar del placer hedonista de la mirada.
Pues el contestaría (he de suponer) con su voz de sabio nunca escuchada,
que se puede observar con las manos que rozan con una caricia la piel.
Con la percepción olfativa que pretenciosamente intuye todas las partes del cuerpo y su condición de aseo.
Con los sonidos del crispar de los labios rogando por un beso misericordioso.
Con esos mismos labios degustando cada abismo del cuerpo antes mencionado.
6.
En un encuentro tácito de ojos, se puede ordenar galaxias danzantes,
el origen y el fin, el tic tac apagado e imperceptible del reloj,
una sirena cantarina ahogándose entre la divina compañía.
El muselaneo abrazo de los días convirtiéndose en minutos.
Alex De Jesus Rivero
Como el anciano que mira el horizonte donde termina la vida
el amante observa con ojos que esconden un pedazo del alma,
una que otra incertidumbre, un miedo oculto, un deseo congelado,
una plegaria de rescate, una realidad recalcitrante de soledad,
una esperanza ilusoria de compañía,
el fuego eterno del tiempo derritiéndose entre los dedos.
3.
Observar va más allá de un simple pasar rutinario de mirada
es admirar sin miedo al abismo de la veneración,
cada pliegue, coyuntura, descenso, ruptura que existe
en ese pedazo de cielo e infierno de cuerpo mortalizado e imperfecto.
4.
Entre los placeres del alma esta esa recolección de fotones instantánea,
esa onda electromagnética de la luz que penetra en la retina llenándola de eterna dicha.
5.
Entonces nos preguntamos como dios en su eterna y santa indiferencia
es capaz de privar del placer hedonista de la mirada.
Pues el contestaría (he de suponer) con su voz de sabio nunca escuchada,
que se puede observar con las manos que rozan con una caricia la piel.
Con la percepción olfativa que pretenciosamente intuye todas las partes del cuerpo y su condición de aseo.
Con los sonidos del crispar de los labios rogando por un beso misericordioso.
Con esos mismos labios degustando cada abismo del cuerpo antes mencionado.
6.
En un encuentro tácito de ojos, se puede ordenar galaxias danzantes,
el origen y el fin, el tic tac apagado e imperceptible del reloj,
una sirena cantarina ahogándose entre la divina compañía.
El muselaneo abrazo de los días convirtiéndose en minutos.
Alex De Jesus Rivero
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